Relato .- Laura como año tras año, esperaba ansiosa el día 14 de febrero, no solo por ser día del amor y la amistad, sino porque era su aniversario de bodas, 10 años de casados más de 3 de novios, toda una vida. Ella pensaba conocerlo bien, sabía que le gustaba de desayunar los domingos, cual era actriz que lo volvía loco y hasta cual era la caricia con la que no podría decir que no.
Conforme pasaron los años, como es común en las parejas, los detalles iban disminuyendo, sin embargo, nunca habían dejado de ser una pareja amorosa y divertida. Aun con dos hijos y ambos trabajando se daban el tiempo para salir a pasear y tener esas noches como pareja para no perder esa bonita costumbre de enamorarse día con día, por lo menos así era para ella.
Sin embargo, este año parecía diferente, no se notaba el interés por organizar algo, aunque fuera en la casa siempre había esos planes de ¿Qué quieres hacer este año?… llevaban casi un año prácticamente sin salir de la casa, entre las labores escolares de sus hijos, sus labores de oficina, los quehaceres propios de la casa, los pleitos eran prácticamente diario y los pretextos para salir eran más recurrentes para él.
Así tenía ya medio año, Laura sabía que algo estaba pasando y que esas salidas en donde prácticamente se desaparecía cada vez eran más comunes y de más tiempo. A pesar de la confianza que se tenían, una noche antes de su aniversario, no pudo aguantar la curiosidad y tomo su celular para revisar los mensajes.
Para sorpresa de ella no encontró algo realmente contundente que le hiciera desconfiar de él o pensar que estuviera platicando de más con alguien. Había dejado el celular de donde lo había tomado con una extraña sensación de tranquilidad y duda, sabía que no debía indagar más, pero recordó lo que en el trabajo le habían comentado una vez… las ubicaciones las guarda google.
Sin detenerse a pensarlo volvió a tomar el celular y busco en la aplicación los lugares en donde supuestamente había estado, desde hace más de 4 meses todos los lunes y domingos había estado frecuentando un hotel sobre Tlalpan. Su mente empezó a recordar, las juntas presenciales y las salidas con sus amigos.
Estaba realmente enojada pero no se podía dar el lujo de hacer tremenda escena con sus hijos en casa. Así que, sin pensarlo más, le marco a su mama, le dijo que quería tener un día especial con Mauricio y que le llevaría a los niños a primera hora de la mañana.
Así lo hizo, en el camino solo iba pensando cómo se supone que le iba a hacer él para cumplir con su cita de domingo y luego venir a festejar su décimo aniversario de bodas. Fingió lo mejor que pudo, Mauricio ni siquiera sospecho cuando se despidió de ella y le dijo que iba a ver el partido con los amigos y que regresaba más tardes “te arreglas si vas a querer salir”.
Claro que se iba a arreglar, iba a salir, pero a confirmar lo que estaba sospechando.
Quería con todo su ser estar equivocada, Mauricio salió a las 10 am como era su costumbre, ella ya tenía programado el taxi para seguirlo sin levantar sospecha, a los 15 min de manejar hacia el sur de la ciudad en una colonia conocida para ella, se detuvo el carro, casi de inmediato salió de ese edificio mal pintado su prima.
Si era Mayra, su prima con la que había crecido, ambos subieron al auto y Laura en su mente pensó “ahora al hotel”, sin equivocarse ya sabía incluso cuál era. Llegando al lugar los vio entrar en el carro y sus sentimientos no sabía cómo interpretarlos, en su mente se escuchaba – Ya lo sabes, ya lo comprobaste, ahora déjalos no tiene caso que te rebajes a hacer una escena de celos- clásica frase de amiga que te está queriendo detener para no hacer una tontería.
El conductor del taxi ya sabía perfecto que estaba pasando – señora, ¿la llevo a su casa? – a mi casa?, cual casa, en ese momento se había desmoronado todo.
- No, está bien, aquí me quedo, cuanto te debo.
- Pero señora, no creo que sea buena idea, por favor déjeme llevarla a su casa.
Sin contestarle, saco un billete de 100 de su bolso y se lo entrego al chofer – gracias – y salió del vehículo.
Dejo pasar unos minutos para asegurarse que ambos ya se encontraran en la habitación – ¿pero que vas a hacer, que les vas a decir? – tenia mil respuestas – tengo que ser fuerte, no me voy a desmoronar por esto… no, si le voy a decir sus cuantas frescas, me van a oír… no, mejor no entro y sacos sus cosas de la casa—“Dios, ¿qué hago?…
Entro al hotel, y una jovencita no más de 25 años detrás del cristal le pregunto
– ¿una habitación de entrada y salida?
– no, quiero saber en qué habitación esta la pareja que acaba de entrar
– lo siento, pero no puedo decirle, es información confidencial y no puedo hacerlo.
Laura saco de su billetera 1000 pesos que sin dudar y la miro fijamente en su mirada de veía una combinación de furia y una solicitud de compasión.
- Necesito saberlo… por favor.
- 302
Fue todo lo que dijo la joven, ella dio la vuelta y se encaminó al elevador, iba pensando cómo le iba a hacer para abrir esa puerta sin alertarlos. En cuestión de segundos ya se encontraba frente a la habitación, se paró de frente viendo el número del cuarto “302”,
Volteo a ambos lados del corredor, pero no vio nada. Un min después se apareció la recamarera y con una escena digna de película, la convenció de que había salido al carro por su bolsa y que su esposo estaba bañándose y parecía que no la escuchaba. La señora se le quedo viendo un poco incrédula y Laura lo empezó a describir, el carro, la ropa de él, lo que le dio un poco de confianza. Así que abrió la puerta y comprobó que “alguien” estaba dándose un baño, así que la dejo pasa. “Gracias, muchas gracias”.
Cerro cuidadosamente la puerta y los vio desde lejos dentro de la ducha desnudos besándose. El cuerpo de Laura estaba a punto de explotar, la cabeza le punzaba y sentía arder la sangre por dentro, vio sobre una mesita unas botellas de cervezas y un paquete que parecía contener algo de comida.
Tomo la botella y la estrello contra la pared, quedo en su mano menos de la mitad. En eso salio Mauricio corriendo del baño completamente desnudo, los ojos se le desorbitaron cuando vio a Laura parada al fondo de la habitación.
- Qué demonios haces aquí.
- Vine a confirmar lo que ya sospechaba
Mauricio se acercó a ella y la tomo del brazo y con fuerza la jalo “Vete para la casa, luego hablamos”- ¿qué?, luego hablamos pensó Laura. No hay nada de qué hablar y sin pensarlo se voltio hacia él y con la fuerza que le dio su cuerpo le enterró lo que quedaba de la botella en el abdomen de Mauricio.
Él grito y maldijo, al parecer no era una herida de gravedad, pero Laura aprovecho para enterarle el pico de la botella 5 veces repetidamente entre los bazos con los que se cubría Mauricio y la espalda.
Ante los gritos y maldiciones de Mauricio salió Mayra envuelta en una toalla. Quiso salir corriendo de la habitación, pero Laura la detuvo tomándola del cabello, lo que hizo que Mayra callera al suelo, cosa que aprovecho para herirla en la cara, pecho y brazos repetidamente parecía que nada.
Mauricio poco pudo hacer estaba mermado por las herías y el dolor. Laura se dio cuenta que ya estaban haciendo mucho ruido y que no podía darse el lujo que llegara a ver qué estaba pasando. Fue con Mauricio quien se encontraba hincado tratando de contener la sangre de sus heridas. Lo vio a los ojos y sin expresión alguno en su rostro le dijo “yo te amaba”.
Mauricio no pudo decir nada, Laura le encajo el pico de la botella en el cuello, lo hizo caer boca arriba cosa que le quedo en perfecta posición a Laura para encajarle más profundo el pico de la botella. La sangre empezó a salir a borbotones, Mauricio hacia ruidos de ahogado con los ojos bien abiertos.
Laura escucho que la puerta se abría, al voltear era Mayra que se encontraba a punto de salir de la habitación. Pero no tuvo suerte, llego a ella Laura quien la volvió a sujetar de su larga cabellera negra y volvió a caer, Laura no escuchaba las suplicas de su prima, ella con la que había ido a la primaria y secundaria y que sabía cuándo y con quien había sido su primera vez.
Ese recuerdo la enfureció mas y después de propinarle unas cachetadas corrió por otra botella de cerveza y se la estrello en la cabeza lo que hizo que simplemente Mayra perdiera el conocimiento. Se puso de pie y vio a Mauricio prácticamente paralizado y a Mayra con un pequeño chorro de sangre escurriendo por su cabeza.
Después de unos segundos, en donde vio pasar su vida de casada y los años de convivencia con su prima, decidió que era hora de terminar. Se sentó sobre Mayra y con una mano le tapo la nariz y con la otra la boca, sabía que con eso iba a hacer que despertar y así fue, sin embargo, Laura se había preparado para inmovilizarla, con cada esfuerzo de Mayra por zafarse Lura solo le regresaba una maldición y fue así como después de un par de minutos, era la única con vida en esa habitación.
Se puso de pie, se miró al espejo, sin ningún tipo de expresión, ni una lagrima ni remordimiento visible. Se arregló el cabello, se abrocho la chamarra que llevaba para tratar de ocultar las manchas de sangre que se veían en su blusa, tomo su bolso y salió de esa habitación con paso firme, como había entrado hacia tan solo unos pocos minutos atrás.
Al salir del hotel, no voltio a ver a la joven que la había atendido al llegar, siguió de largo a la salida y para su sorpresa seguía ahí el taxista que la había traído, subió al vehículo sin pensarlo y le dijo
– ahora sí, lléveme a casa-